Uno de los conceptos económicos que causan mayor temor entre los economistas es la estanflación. Este concepto es usado para describir un ciclo económico caracterizado por una elevada tasa de desempleo, acompañado de una alta tasa de inflación y un crecimiento casi nulo de la economía.
Esta es una unión de elementos que hacen que tratar este problema sea particularmente complejo, ya que corregir uno de los problemas (ej: disminuir la inflación con menos impuestos) puede incrementar la tasa de desempleo (especialmente, si este depende en su mayoría del Estado).
Es por esto que los economistas y, en especial los políticos, buscan evitar este tipo de situaciones para no caer en un círculo de decisiones que puedan generar situaciones comprometedoras.
Historia de la estanflación
La estanflación no es un problema nuevo ni tampoco desconocido. Simplemente, es un problema que muchos especialistas económicos se han negado a reconocer históricamente, especialmente aquellos ligados al keynesianismo.
En forma general, la Teoría Económica Keynesiana describe la macroeconomía de los países como un compromiso de estabilidad entre desempleo, inflación y crecimiento económico, una idea que John Maynard Keynes, creador de la misma, ya defendía en 1924. En su análisis, Keynes defiende que: “Un compromiso donde el Estado puede intervenir y manipular variables económicas, es el camino para impulsar el desarrollo económico de las naciones”.
Así, por ejemplo, un Estado podría emitir grandes cantidades de dinero para generar un mayor dinamismo económico y empleo (generalmente con intervención estatal), pero dicha intervención al final, se traduciría en un aumento de la inflación, la disminución del poder adquisitivo y finalmente una mayor presión impositiva sobre los ciudadanos (más impuestos por parte del Estado).
La primera aparición de lo imposible
Pese a que las señales de la estanflación estaban descritas en la Teoría Económica Keynesiana, sus mayores defensores y exponentes creían que la llegada de la misma era imposible. El principal argumento para defender esta idea era: que el Estado podría arreglar esta situación con su sabia intervención.
Con esa idea y con la puerta abierta para la impresión de dinero a mansalva, muchos Estados a nivel mundial dejaron de seguir las teorías neoclásicas de economía y aplicaron a sus modelos económicos, ideas más heterodoxas como las defendidas por Keynes, el Marxismo o el Fascismo (en plena expansión en ese momento).
Así, a inicios del Siglo XX, la corriente académica keynesiana fue tomando más fuerza y finalmente explotó el primer caso de estanflación de la humanidad: la Gran Depresión de 1929. Durante este evento, el comercio global descendió en un 50%, el desempleo se disparó en algunos países hasta el 30% y la inflación llegó a superar el 50% anual en muchos de ellos (sin contar la inflación sufrida y acumulada por el periodo de la Gran Guerra).
Pese a esta primera experiencia, las ideas keynesianas siguieron en auge con algunos éxitos renombrables, como los New Deal de Estados Unidos (que le permitieron salir de la Gran Depresión y sus desastrosas consecuencias) o el Plan Marshall (que ayuda a Europa en la reconstrucción de la Segunda Guerra Mundial). Por supuesto, todo esto tuvo un precio: la constante inflación y la contínua devaluación de la monedas de aquellos países que siguieron este esquema.
Al final, John Maynard Keynes presentó todo su conjunto de ideas económicas en 1936, dejando en claro los alineamientos de la Teoría Económica Keynesiana, finalmente abrazada por muchos países y que daría inicio a una etapa en la que aún nos encontramos.
La intoxicación de la economía
Como consecuencia de la Gran Depresión y del auge de la economía keynesiana, los Estados se preocuparon por garantizar sus derechos a intervenir en la economía y salvarse de problemas como la Gran Depresión, sin darse cuenta de que fueron precisamente las ideas de corriente keynesiana las que les llevaron a ese problema.
Como parte de esa carrera por garantizar los derechos del Estado a interferir libremente en la economía, se crearon leyes y organismos que facilitaran ese intervencionismo. Los Acuerdos de Bretton Woods en 1944 fueron los principales propulsores de tales cambios, que se vieron personificados con la creación del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, en las que Keynes participó en su fundación.
Desde entonces, un fenómeno común se puede detectar en la economía global: la devaluación constante del dinero, un evento que se acrecentó luego de la Crisis de los Combustibles de 1970. Este fue un evento que impulsó a los Estados Unidos a abandonar el patrón oro y tras lo que pasó a usar el patrón dólar a escala global. Junto a todo esto, el enorme problema de abastecimiento de petróleo y energía afectó a los mercados globales.
De hecho, desde este punto el proceso de recesiones, hiperinflaciones y crisis económicas se ha incrementado, hasta el punto que la Crisis Financiera de 2008, nos dejó la más importante lección: la estanflación es un hecho en el que las políticas económicas irresponsables, acompañadas y soportadas por una visión teórica económica como la keynesiana, simplemente exacerban aún más esta mala situación, un evento que muchos conocen como “la intoxicación de la economía”.
La estanflación en la actualidad
Tras la Crisis Financiera del 2008 y actualmente, con la pandemia y la crisis financiera producida por la misma, ha dejado a muchos países del mundo en medio de una estanflación técnica.
Por ejemplo, en España el año 2020 fue un mal año con una caída de cerca del 11% en su PIB por la pandemia. Este es un claro ejemplo de recesión económica, aunque su origen haya sido fortuito. Pero 2021, no fue un año de recuperación, ni siquiera con la masiva impresión de dinero dada por el Banco Central Europeo, ya que el PIB de España solo se recuperó un 5% con respecto al año anterior, y al mismo tiempo, la impresión de dinero hizo que el IPC de España llegará al 6,5%, borrando el crecimiento obtenido: una estanflación en toda regla.
La misma situación se repitió en Estados Unidos. Tras la toma de posesión por parte de Joe Biden como presidente, se tomaron medidas de ayuda económica a las personas, con la impresión de decenas de billones de dólares para esas medidas. Como resultado, la inflación en Estado Unidos ha aumentado hasta el 7% en 2021 (con picas de hasta 21% en algunos sectores) y en 2022 esos niveles se mantuvieron. En ambos casos, la realidad de los empleos no es muy diferente, con fuertes caídas y recuperaciones temporales de los niveles de empleos.
Causas de la estanflación
Entre las causas más reconocidas y aceptadas de estanflación en la economía se pueden destacar:
- Alzas repentinas en el coste de materias primas y la energía. El aumento de precio repentino de materias primas o la energía, es un golpe directo a la dinámica económica de los países, en especial, si estos están en situaciones vulnerables de acceso a dichas áreas y que es una fuerte causa de estanflación. Por ejemplo, un país que dependa de la importación de energía para garantizar su industria, se verá duramente afectada por un aumento en el precio de la misma, y con ello, comenzará a entrar en el ciclo de generación de una estanflación si es incapaz de hacer frente a esa realidad.
- Mala gestión económica. Debido a que la mayoría de los países aplican políticas económicas de corte keynesiano, estos intervienen fuertemente en la dinámica económica (intervencionismo estatal, que no capitalismo ni mucho menos libre mercado) y terminan generando esquemas que llevan a la estanflación. Una mala gestión en este sentido exacerba malas situaciones y conducen a situaciones de estanflación desmedida. Un claro ejemplo de esto se puede ver en lo que pasa en muchos países de la UE (golpeados por la inmensa impresión de dinero del BCE y su incapacidad para hacer frente a la situación económica, social, laboral y geopolítica de sus naciones). Otro ejemplo muy claro es Venezuela, donde su hiperinflación fue acompañada por altos niveles de desempleo y emigración.
- El uso de monedas fíat. Quizás el mayor ejemplo de causas de estanflación la podemos encontrar en el dinero fíat. Dar a un país la posibilidad de imprimir dinero de forma libre y a gusto es una máquina para generar pobreza y estanflaciones endémicas. Países como Venezuela o Zimbabwe son un ejemplo muy claro de esto. El primero le ha quitado a su moneda 14 unidades (1 Bs del año 1997, equivale a 1×10^14 Bs de la actualidad). El segundo, tiene una realidad parecida. En Europa el mejor ejemplo lo podemos ver con la enorme impresión de Euros del BCE y el impacto que ha tenido esto en la inflación general de precios que se ha vivido en la Unión.
Lo realmente malo de estas tres situaciones es que los Estados poco pueden hacer para dejar atrás el círculo vicioso de la estanflación una vez caen en el mismo. Controlar los precios de la energía y materias primas (para evitar la causa uno) resulta contraproducente. Esto debido a que muchas veces esas materias no se producen en la región (por lo que no pueden controlarlo) y controlar sus subproductos, solo hacen que desaparezcan o dejen de producirse, generando escasez y una inflación de precios desbocada.
Si la economía se gestiona mal a nivel político, las soluciones suelen ser evitadas debido precisamente al coste político que representan. Por ejemplo, reducir la emisión del dinero, recortar ayudas y subsidios es una medida efectiva para sanear los gastos, evitar déficits y regular la economía, pero para los gobiernos estás son medidas con un enorme coste político que prácticamente nadie quiere aceptar.
En general, solo se “solucionan” los problemas más superficiales, usando la máquina de imprimir billetes (cayendo en la tercera causa de estanflación). Con esto, solo alargan el problema por un tiempo más, y terminan haciendo más profundo e inevitable el impacto en el futuro, cayendo así en el segundo problema y finalmente, en el primero y afectando al resto de países debido a las relaciones económicas globales.