El ciberespacio, esa proyección digital de la consciencia colectiva que tantos desean proteger de los absurdos del mundo físico, de las tiranías y de las interferencias políticas, religiosas, raciales o de cualquier tipo. El deseo de una persona y una comunidad que apoya su idea, dieron origen a un documento que marco un hito en su historia, este documento es la Declaración de Independencia del Ciberespacio.
Uno de los documentos más importantes emitidos por los cypherpunks y su aguerrida comunidad es la Declaración de Independencia del Ciberespacio. El escrito fue presentado en Suiza el 8 de febrero de 1996 por John Perry Barlow, uno de los miembros fundadores de la Electronic Frontier Foundation (EFF).
Este texto fue presentado como respuesta a la Ley de Telecomunicaciones de los Estado Unidos. Dicha ley fue presentada ese mismo año a los fines de “actualizar” la antigua ley de comunicaciones que databa de 1934. Sin embargo, la nueva ley de telecomunicaciones propiciaba la privatización y buscaba regular el nacimiento de nuevos espacios y canales de comunicación. Con estas acciones se atentaba contra la neutralidad de la red y su evolución.
En respuesta a estas amenazas no solo por parte de Estados Unidos sino de también un grupo cada vez más creciente de naciones que buscaban controlar el ciberespacio, Barlow creó este documento. En el mismo, Barlow exalta la naturaleza libre y abierta de Internet y de su comunidad. Además, Barlow dejaba muy en claro una cosa, el ciberespacio tiene soberanía propia y ningún gobierno tiene control sobre ella.
Hechos que llevaron a la declaración
El nacimiento de Internet se convirtió en la mayor revolución tecnológica y comunicacional de la humanidad. Incluso antes de su nacimiento, pensadores y futurólogos veían como Internet transformaría a la sociedad humana. No se equivocaron en dichas afirmaciones y predicciones. Sin embargo, las estructuras de poder, como los gobiernos de las potencias mundiales, temen a todo aquello que no puedan controlar, y un medio global de comunicación no controlado, es el peor temor de cualquier gobierno. Ante esta situación, incluso antes de que Internet existiera, los poderosos fueron preparando el terreno para controlar lo que sería el ciberespacio.
Estados Unidos, a la batuta de la tecnología, era quien más camino avanzado tenía en este sentido. La evolución tecnológica lo llevó a transformar a la NSA en su brazo de control dentro y fuera de la ley para el ciberespacio. Asimismo, en medio de la Guerra Fría, distintas leyes y órdenes ejecutivas que buscaban controlar la tecnología de comunicaciones y cifrado fueron los primeros intentos por controlar el ciberespacio.
Los aliados estadounidenses siguieron el juego con medidas iguales e incluso más restrictivas. Por su parte, naciones como China o la Unión Soviética de entonces, creaban medidas del mismo tipo. Controlar todo en cuanto a la tecnologías de información y el ciberespacio era el objetivo. Todo ello sin importar si ello violaba los principios y derechos fundamentales de sus ciudadanos.
Al final de esto, con la aparición de Internet y la masificación de su uso, las medidas que se tomaban resultaron insuficientes. Controlar redes enteras y millones de usuarios en todo el mundo, no era una tarea fácil. Con el factor añadido del surgimiento de grupos de personas y activistas por todo el planeta, preocupados por mantener la libertad y la neutralidad en la red.
¿Cuánto sabes, criptonauta?
¿La Declaración de Independencia del Ciberespacio es un documento importante para las libertades en la red?¡CIERTO!
El documento aunque temprano y poco comprendido en su momento, es vital para entender que el ciberespacio debe mantenerse neutral. Convertirlo en un espacio controlado donde las naciones hagan a su antojo lo que deseen, impulsará el afán del control total, el nacimiento de tiranías y la reducción de las libertades y derechos.
Impacto de la Declaración
El documento creado por Barlow dejaba en claro que el ciberespacio es un lugar neutral y debido a su naturaleza intangible y colectiva, no debería someterse al control de ningún gobierno. Barlow expresaba de esta forma, la necesidad de alejar el ciberespacio de los sistemas de control gubernamentales de todas las naciones. Pero al mismo tiempo, planteaba alejar el ciberespacio de los propios problemas geopolíticos y económicos del mundo físico.
Al poco tiempo de emitirse la declaración, esta se propagó por toda la red. Debido a ello, Barlow se convirtió en toda una celebridad, algo que influyó en el rápido reconocimiento de su trabajo y de la Electronic Frontier Foundation. Gracias a ello, la comunidad en pro de la neutralidad aumentó su masa social fortaleciendo así su imagen. Pocos años después, tras los atentados del 11-S en Estados Unidos, la búsqueda por controlar la red cambiaría radicalmente.
Frente a los hechos cada vez más abiertos y claros de los lobbies por controlar y limitar el ciberespacio, y con ello los derechos de los ciudadanos, la declaración se erige como una voz fuerte en contra de estas agresiones. Pero también es una invitación a que la comunidad se comprometa a supervisarse y regularse a si misma en pro de construir algo positivo para todos.
De esta forma, junto con el Manifiesto Criptoanarquista, la Declaración de Independencia del Ciberespacio se transformó en uno de los documentos referentes para las ideologías comprometidas con la neutralidad de la red y la privacidad dentro de la misma.
Declaración de Independencia del Ciberespacio
Gobiernos del Mundo Industrial, vosotros, cansados gigantes de carne y acero, vengo del Ciberespacio, el nuevo hogar de la Mente. En nombre del futuro, os pido en el pasado que nos dejéis en paz. No sois bienvenidos entre nosotros. Tampoco ejercéis ninguna soberanía sobre el lugar donde nos reunimos. No hemos elegido ningún gobierno, ni pretendemos tenerlo, así que me dirijo a vosotros sin más autoridad que aquella con la que la libertad siempre habla.
Declaro el espacio social global que estamos construyendo independiente por naturaleza de las tiranías que estáis buscando imponernos. No tenéis ningún derecho moral a gobernarnos ni poseéis métodos para hacernos cumplir vuestra ley que debamos temer verdaderamente.
Los gobiernos derivan sus justos poderes del consentimiento de los que son gobernados. No habéis pedido ni recibido el nuestro. Tampoco os hemos invitado.
No nos conocéis, ni conocéis nuestro mundo. El Ciberespacio no se halla dentro de vuestras fronteras. No penséis que podéis construirlo, como si fuera un proyecto público de construcción. No podéis. Es un acto natural que crece de nuestras acciones colectivas.
No os habéis unido a nuestra gran conversación colectiva, ni creasteis la riqueza de nuestros mercados. No conocéis nuestra cultura, nuestra ética, o los códigos no escritos que ya proporcionan a nuestra sociedad más orden que el que podría obtenerse por cualquiera de vuestras imposiciones.
Proclamáis que hay problemas entre nosotros que necesitáis resolver. Usáis esto como una excusa para invadir nuestros límites. Muchos de estos problemas no existen. Donde haya verdaderos conflictos, donde haya errores, los identificaremos y resolveremos por nuestros propios medios. Estamos creando nuestro propio Contrato Social. Esta autoridad se creará según las condiciones de nuestro mundo, no del vuestro. Nuestro mundo es diferente. El Ciberespacio está formado por transacciones, relaciones, y pensamiento en sí mismo, que se extiende como una quieta ola en la telaraña de nuestras comunicaciones. Nuestro mundo está a la vez en todas partes y en ninguna parte, pero no está donde viven los cuerpos.
Estamos creando un mundo en el que todos pueden entrar, sin privilegios o prejuicios debidos a la raza, el poder económico, la fuerza militar, o el lugar de nacimiento. Estamos creando un mundo donde cualquiera, en cualquier sitio, puede expresar sus creencias, sin importar lo singulares que sean, sin miedo a ser coaccionado al silencio o al conformismo.
Vuestros conceptos legales sobre propiedad, expresión, identidad, movimiento y contexto no se aplican a nosotros. Se basan en la materia.
Aquí no hay materia. Nuestras identidades no tienen cuerpo, así que, a diferencia de vosotros, no podemos obtener orden por coacción física.
Creemos que nuestra autoridad emanará de la moral, de un progresista interés propio, y del bien común. Nuestras identidades pueden distribuirse a través de muchas jurisdicciones. La única ley que todas nuestras culturas reconocerían es la Regla Dorada. Esperamos poder construir nuestras soluciones particulares sobre esa base. Pero no podemos aceptar las soluciones que estáis tratando de imponer. En Estados Unidos hoy habéis creado una ley, el Acta de Reforma de las Telecomunicaciones, que repudia vuestra propia Constitución e insulta los sueños de Jefferson, Washington, Mill, Madison, DeToqueville y Brandeis. Estos sueños deben renacer ahora en nosotros.
Os atemorizan vuestros propios hijos, ya que ellos son nativos en un mundo donde vosotros siempre seréis inmigrantes. Como les teméis, encomendáis a vuestra burocracia las responsabilidades paternas a las que cobardemente no podéis enfrentaros. En nuestro mundo, todos los sentimientos y expresiones de humanidad, de las más viles a las más angelicales, son parte de un todo único, la conversación global de bits. No podemos separar el aire que asfixia de aquel sobre el que las alas baten.
En China, Alemania, Francia, Rusia, Singapur, Italia y los Estados Unidos estáis intentando rechazar el virus de la libertad erigiendo puestos de guardia en las fronteras del Ciberespacio. Puede que impidan el contagio durante un pequeño tiempo, pero no funcionarán en un mundo que pronto será cubierto por los medios que transmiten bits.
Vuestras cada vez más obsoletas industrias de la información se perpetuarían a sí mismas proponiendo leyes, en América y en cualquier parte, que reclamen su posesión de la palabra por todo el mundo. Estas leyes declararían que las ideas son otro producto industrial, menos noble que el hierro oxidado. En nuestro mundo, sea lo que sea lo que la mente humana pueda crear puede ser reproducido y distribuido infinitamente sin ningún coste. El trasvase global de pensamiento ya no necesita ser realizado por vuestras fábricas. Estas medidas cada vez más hostiles y colonialistas nos colocan en la misma situación en la que estuvieron aquellos amantes de la libertad y la autodeterminación que tuvieron que luchar contra la autoridad de un poder lejano e ignorante.
Debemos declarar nuestros «yo» virtuales inmunes a vuestra soberanía, aunque continuemos consintiendo vuestro poder sobre nuestros cuerpos. Nos extenderemos a través del planeta para que nadie pueda encarcelar nuestros pensamientos.
Crearemos una civilización de la Mente en el Ciberespacio. Que sea más humana y hermosa que el mundo que vuestros gobiernos han creado antes.
Davos, Suiza a 8 de febrero de 1996
John Perry Barlow